Page 252 - Conflitti Militari e Popolazioni Civili - Tomo I
P. 252

252                                XXXIV Congresso della CommIssIone InternazIonale dI storIa mIlItare • CIHm

           más cordiales, se hizo caso omiso de las disposiciones de la Junta de Defensa por las que
           se habían nombrado militares para la defensa de las puertas, poniéndose en su lugar líderes
           populares, con lo que hubo que transigir.
              Situaciones inconcebibles para militares, incluso para los franceses, hijos de los horrores
           de su Revolución, de la que por cierto se copiaron las formas con demasiada frecuencia y
           no menor ferocidad: no olvidemos la masacre de residentes franceses en Valencia sin que la
           Junta de Defensa pudiese intervenir e innumerables otras escenas de «guerra sucia». En la
           afición por las soluciones más drásticas y crueles y en la sospecha generalizada hacia cual-
           quiera que razonara o contradijera lo más mínimo la opinión más vulgar pero que pudiera
           parecer la del «pueblo» se detecta la influencia inconsciente del «Terror» de 1793, vecino
           en el tiempo y en los subconscientes. Presión popular y de las autoridades civiles de la que
           también es muestra en el aspecto que nos toca tratar el hecho de que, habiéndose negado el
           capitán general Blake a comprometer el conjunto de sus fuerzas en defensa de la asediada
           Gerona de 1809, fue forzado a hacerlo aunque sin aventurar una batalla bajo la amenaza de
           que si no lo hacía se exponía a que el paisanaje se armase contra la tropa.
              Gerona se perdería sin llegar a ser socorrida, pero el hecho es de por sí bastante signifi-
           cativo. Aún lo son más los motivos de la capitulación de Tortosa ante Suchet (2 enero 1811).
           Alguien tan poco sospechoso como el liberal Toreno narra a la vez que explica este fenómeno
           «populista»: prevalecio como era natural y no mas honroso, el parecer de la mayoria al
                                                                                       27
           que daba gran peso el desaliento de los vecinos, de tanto influjo en esta clase de guerra
           en alusión no sólo al carácter del levantamiento social ante el vacío de poder, sino frente a
           cualquiera otro que viniera impuesto.
              En Zaragoza, como en Gerona y en otras partes, sospechosas las autoridades militares,
           se eligieron los mandos entre profesionales de la milicia, pero revolucionariamente y unos
           más y otros menos, estos dependieron de algún modo de quienes tumultuariamente les había
           nombrado. Lo de Valencia rayó en lo increíble, ya que para poder lograr cierto entendimiento
           entre los mandos y el pueblo se tuvo que recurrir en los casos más extremos a los servicios
           de intermediario de un franciscano, el padre Rico, ya que era él quien gozaba de la confianza
           popular desde los sucesos de 1808 que habían acabado con la vida del barón de Albalat,
           linchado por un populacho al que resultaba poco simpático por su condición de coronel de
           Milicias, institución poco querida.
              Como no conviene confundir pueblo con populacho, es de justicia señalar otros compor-
           tamientos cívicos como los de la población en armas de Zaragoza, o militares en las propias
           milicias que integradas en las ocho compañías cívicas de la llamada «Cruzada Gerundense»
           resultaron tan disciplinadas como insustituibles en el tercer Sitio de Gerona. o las que resis-
           tieron en Ciudad Rodrigo los ataques de Masséna y Ney en la primavera y el verano de 1810
           buena tropa de milicias, jóvenes, atléticos y bien pertrechados con fusiles ingleses y espadas
                                                                                 28
           toledanas que pintara William Bradford, capellán del ejército británico meses antes .
           27   Queipo De Llano, conde de Toreno, José María Historia del Levantamiento, Guerra y Revolución de Es-
               paña, Tomo IV, Madrid, Tomás Jordan ed., 1835, pág. 117.
           28   Sketches of the Country, Character and Costume inPortugal and Spain made during the Campaign, and
               on the route of the British Army, in 1808 and 1809. Engraved and coloured from the drawings by the Rev.
               William Bradford, A. B. of St. John’s College, Oxford, Chaplain of Brigade to the Expedition. london, John
               Booth ed., 1809.
   247   248   249   250   251   252   253   254   255   256   257