Page 152 - Le Operazioni Interforze e Multinazionali nella Storia Militare - ACTA Tomo I
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           Doc. 6. Utilidad de la galeras en las operaciones navales
              NAVIA, Álvaro (marqués de Santa Cruz de Marcenado): Reflexiones Militares.
           Instituto de Estudios Asturianos (del C.S.I.C.). Oviedo, 1984, Libro IX , Cap. X, pp.
           243-244.
              «[Las galeras] siempre son útiles para guardar contra los corsarios las costas y para
           socorros que al favor de noches de calma entran por medio de las naves enemigas con
           los transportes que necesitan las plazas y costas marítimas, como se vio en la última gue-
           rra de Sicilia, sobre cuyas costas había siempre veinte gruesos navíos de guerra ingleses
           que nunca pudieron embarazar a nuestros jefes de escuadra Grimau y Montemayor los
           continuos viajes en que de Italia, de España y de un puerto a otro de Sicilia llevaban di-
           nero, y más géneros, al ejército español mandado por el señor marqués de Lede, no sólo
           en las bonanzas del verano, sino en lo fuerte del invierno. (…)
              Aún cuando hubieses de mantener una armada gruesa en naves, sirven las galeras
           para retirar del combate, durante la calma, los navíos maltratados, y remolcar otros a la
           carga o al alcance. Favorecen los desembarcos, pudiendo acercarse a tierra más que los
           navíos a flanquear a los enemigos. En las defensas de plazas son como tantas baterías
           movibles y rasantes para enfilar a las de los sitiadores: llevan los transportes de uno a
           otro puerto vecino con más facilidad que las naves, porque éstas, con el temor de las
           corrientes, o del viento de afuera, es preciso que se engolfen, y si después las coge la
           calma, están semanas cumplidas en el viaje que hacen las galeras en cuatro horas. Otras
           ventaja de las galeras es que en un alcance durante la calma se adelantan a batir con sus
           cañones de crujía la popa de los bajeles de la retaguardia enemiga; y viéndose ellos en
           precisión de volver a menudo el costado para alejarlas con sus descargas, este continuo
           movimiento y mutación de velas les atrasa el viaje y da lugar a que tu vanguardia los
           alcance y los tome, o empeñe al grueso de la armada contraria a volver a sostenerlos.»


           Doc. 7. De Nápoles a Lombardía (1735)
              ALÓS, Antonio de: Instrucción militar. Manuel Texero. Barcelona, 1800, pp. 75-78.
              «El Ministerio Español, viendo [al] Emperador disgustado de que le hubiésemos
           conquistado el Reino de las dos Sicilias, y que el nuevo Rey no solo se mantenía pacífico
           en su nueva adquisición, si que también en la de los Ducados de Parma y Plasencia, y
           que conservaba el título de Gran Príncipe de Toscana, intentó reincorporarse los feudos
           de Parma y Plasencia, y quiso ocurrir a la invasión; a cuyo efecto pasó nuestro Ejército
           de Nápoles a Lombardía a unirse con el de los Franceses y Saboyardos. La primera
           operación nuestra fue rendir la Mirandula, y luego se juntaron en Consejo de Guerra los
           tres Generales Español, Francés y Saboyardo. Resolvieron el ataque de la gran Plaza de
           Mantua, tomando a su cargo cada cual una calzada para bloquearla con Destacamento
           de los tres Ejércitos, y el nuestro ocupó a los largo del Po.
              En esta Operación cortó el ardor Militar de los tres Ejércitos, e hizo repentinamente
           suspender el bloqueo un golpe de pluma dado en el bufete del Cardenal Fleury Ministro
           de Francia; quien sin noticia de nuestra Corte, hizo un tratado con la de Viena, en que
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