Page 148 - Le Operazioni Interforze e Multinazionali nella Storia Militare - ACTA Tomo I
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           nían sobre sí 5.390 hombres y 987 cañones. A más de esto, siete galeras mandadas por el
           general Grimau y siete balandras; los bastimentos de transporte divididos en 11 escua-
           dras a 40 bastimentos por escuadra, y el todo 480. Sobre este armamento iban embarca-
           dos 80 cañones de batir y de campaña, 40 morteros, 1.500 acémilas para el transporte y
           15.000 fajinas. Embarcáronse 36 batallones completos, 6 regimientos de caballería, 4 de
           dragones, 500 artilleros, 60 minadores, 50 ingenieros, 150 maestros de diferentes artes.
           El número de la gente que embarcó fue considerado exceder de 30.000 hombres; víveres
           para toda la gente por cuatro meses. Quieren muchos que se embarcó en dinero constan-
           te la suma de 5.500.000 de pesos, una copiosísima de bombas, granadas, balas, pólvora
           y instrumentos de remover tierra. Todo era con abundancia y prevención. Aseguró quien
           intervino que los medicamentos y géneros que incluía la botica general excedía del valor
           de 12.000 doblones. Embarcáronse diferentes arcas de piernas y brazos de palo, 4.000
           ropas de cámara para enfermos y, en fin, una copiosa prevención de cuanto pueda idear
           la más sabia conducta en lo militar para el alivio de heridos y enfermos. No se permitió
           embarcar mujeres sino las precisas para la limpieza de cada regimiento. Se prohibió
           con pena rigurosa a los oficiales el embarcar sus mujeres ni otras sin permiso especial.
           Y para facilitar un pronto y cómodo embarco se construyó un ancho y largo puente que
           entrando desde tierra a proporcionada distancia dentro del mar facilitaba el tránsito a las
           tropas, desfilando por regimientos como en plena marcha, y así tomaban las embarca-
           ciones sin embarazo ni turbación, siguiendo a cada regimiento sus equipajes precisos.
           Todo este número de gente se empezó a embarcar en el puerto de Barcelona al amanecer
           del día 15 de junio y el 17 se hizo a la vela el armamento, a la orden del almirante don
           Antonio Castañeta y del marqués de Lede, nombrado generalísimo de esta expedición.»

           Doc. 2. Las tropas expedicionarias bloqueadas en Sicilia

              ALÓS, Antonio de: Instrucción militar. Manuel Texero. Barcelona, 1800, pp. 52-59.
              «La pérdida entera de nuestra Armada Naval, que podía infundiros flojedad, hizo en
           los ánimos efecto muy contrario. La falta de pagas, pues en veintitrés meses que duró
           aquella guerra, los diecinueve estuvimos sin ellas, nunca nos desalentó; ni menos el
           considerar que teníamos cortada la comunicación con España por los navíos ingleses; y
           que el Duque de Orleáns, Regente de Francia en la menor edad de su sobrino Luis XV,
           movió guerra a España e hizo entrar en ella dos Ejércitos; con cuya novedad no pudie-
           ron enviarnos refuerzos; pues tuvo que oponerse con numeroso Ejército a los Franceses
           que habían entrado en Cataluña por la parte de Rosas y en Vizcaya por San Sebastián y
           Fuenterrabía, quedamos sin esperanzas de poder rehacernos. El conjunto de estas cir-
           cunstancias, y el haber llamado el Rey los Tenientes Generales Duque de Montemar
           y Marqués de Verboom; cuya asistencia era de mucha utilidad en nuestro Ejército, al
           parecer había de disminuir el ánimo de nuestra Tropa: pero permaneció siempre con el
           mismo espíritu belicoso sin que hiciese en su ardor la menor impresión tanto trágico
           suceso. (...) A la pérdida de Mesina, (...) no sucedió otra cosa particular hasta la memo-
           rable acción de Palermo. (...) [Después de algunos escarceos] nuestra Tropa esperaba
           impaciente la Batalla, pero no la hubo porque se mandó por la Corte que entregásemos
           la Capital a los Alemanes. Lo ejecutamos, y marchamos a Términi cuatro leguas distan-
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