Page 150 - Le Operazioni Interforze e Multinazionali nella Storia Militare - ACTA Tomo I
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           oportunas y respectivas a sus empleos. (…)
              Como el echar de una vez poca gente en la playa enemiga tiene el peligro de que me-
           diana tropa de los contrarios la derrote primero que las chalupas de los segundos navós
           hagan el segundo desembarco, se llevan siempre lanchas supernumerarias, chatas de
           fondo, lo que baste para poder arrimarse bien a tierra, pero no tanto que sean inútiles a
           la navegación con cualquier soplo de viento que agite un poco el mar. A la parte de proa
           tienen su mantelete, por cuyas troneras salen las bocas de los pedreros; y aún pudiera
           construirse el mantelete de forma que, dejándole caer a su tiempo, sirviese de puente
           para el desembarco. Cuando el transporte es largo, o la estación aventurada a borrascas,
           dichas lanchas se llevan dentro de los navíos. Muchos las quieren, a este fin, separadas
           en dos mitades fáciles de unirse; pero yo más presto me contentaría de que fuesen me-
           nores para cargarlas enteras sobre las naves más gruesas, las cuales, para dejarles hueco,
           pueden llevar a remolque sus esquifes. (…)
              A fin de que las chalupas de desembarco sepan dónde se hallan las naves de su des-
           tinación, cada una de éstas pondrá sus banderolas de reconocimiento en el lugar del
           gallardete y flámula de los árboles mayor y trinquete. De dichas banderas, una signifi-
           cará la división y otra el navío, cuya diferencia se forma por la diversidad de colores;
           y aunque parece que no habrá tantos como navíos, se remedia con la mezcla de unos
           con otros; de cuyo modelo la combinación va muy lejos. Supónese que antes de salir
           del puerto los jefes de escuadra, y aún los comandantes de sus divisiones y los cabos de
           lanchas, tengan por escrito los colores de las banderolas de todos los navíos. (…)
              Cuando ya las chalupas del primer viaje tengan su gente, se les hará señal de formar
           en los blancos de entre los navíos de guerra o detrás de ellos, y en el interín éstos batirán
           la playa, un tiro sobre otro, porque a cargas cerradas tendría muchos intervalos el fuego.
           Cada navío se propondrá para sus tiros una porción del terreno que le viene paralelo al
           costado, para que sea más bien repartida la ofensa encima de las costa. (…)
              Los comandantes de las chalupas no se corten el viaje unos a otros por el ansia de
           ser los primeros a desembarcar; pues a más de los tropiezos que de aquí resultarían,
           es inconveniente que las tropas lleguen desunidas; y dichos comandantes de chalupas
           conservarán con las de sus costados tal distancia, que baste para que las tropas, lejos de
           confundirse al saltar a tierra, tengan espacio suficiente para formar.
              Cada navío dejará de batir luego que le pasen por delante las chalupas de desembar-
           co.
              Los enemigos, que hasta allí se mantuvieron fuera del alcance del cañón, será natural
           vengan entonces de gran paso hacia la orilla del mar para poder mezclarse con los tuyos
           primero que formen; en tal caso hagan alto a un tiro de fusil de tierra tus chalupas, y jue-
           guen sus pedreros o cañonzuelos de proa con bala rasa, al mismo tiempo que prosiguen
           su fuego las fragatas, galeras y bergantines o galeotas de las extremidades o cuernos de
           la armada, con lo cual no hay duda se retirarán de nuevo los contrarios; y continuando
           tus chalupas el viaje, ejecutarán su desembarco».
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