Page 177 - Le Operazioni Interforze e Multinazionali nella Storia Militare - ACTA Tomo I
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tinental”. Napoleón también tenía otros planes para España, incluyendo la destitución
del legítimo monarca en favor de su hermano José. Tal vez esto explique la actitud hostil
del pueblo español ante la presencia francesa si se compara con la tímida resistencia
inicial del pueblo austriaco o ruso –Napoleón nunca pensó en destituir a los Habsburgo
en Viena o a los Romanov en Moscú−.
En el verano de 1808 comenzaron a llegar a Inglaterra los primeros delegados de la
resistencia española procedentes de Asturias y Galicia; a continuación fueron llegando
de otras tierras de España, no había duda que el pueblo, al que representaban, estaba
decidido a defender su independencia. Hasta ese momento la contribución británica al
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esfuerzo bélico de sus aliados continentales había sido siempre en forma de ayuda eco-
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nómica; pronto sería a base de barcos, tropas, armas y pertrechos.
El 14 de junio de 1808 el Duque de York, en calidad de comandante en jefe del
cuartel general del ejército británico, comunicó a Sir Arthur Wellesley su nombramiento
como jefe de una fuerza expedicionaria a la que se encomendaba “el cumplimiento de
un servicio particular”. Ese “servicio particular” resultó ser el apoyo militar que Gran
Bretaña había decidido prestar a los pueblos de España y Portugal en su lucha por la
independencia. El nombramiento atribuía al General Wellesley el mando y la superior
autoridad sobre la fuerza, incluyendo asuntos en detalle como partes de guerra y rela-
ciones con el mando supremo, comunicación de las bajas y vacantes, propuestas para
el ascenso, paga, vestuario, sanidad y asuntos disciplinarios. Se trataba de un nombra-
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miento meticuloso para un jefe meticuloso, si bien no exento de intriga meticulosa por
parte de sus propios adversarios en el ejército. 11
Del 1 al 5 de agosto tropas británicas del ejército y de la infantería de marina desem-
barcaron en la Bahía de Mondego, una vez descartado que lo hicieran en Peniche (lugar
densamente guarnecido por los franceses y demasiado próximo a Lisboa). El desem-
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barco en Portugal y la expulsión de los franceses de aquel país obedecía a la necesidad
estratégica de poder utilizar ese territorio posteriormente como línea de comunicación
8 WESTMORLAND, J. (1820), Memoir of the Early Campaigns of the Duke of Wellington in Portugal and
Spain, John Murray, London, p. 2.
9 PARKER, at 215: “La riqueza de Gran Bretaña le permitía financiar coalición tras coalición contra los
franceses.”
10 El nombramiento fue publicado por Orden de 14 de junio, promulgada en el Horse Guards’ Barracks de
Londres, sede principal del ejército por aquel entonces. Puede consultarse esta orden en GURWOOD, J.
(1834-1839), The Dispatches of Field Marshal the Duke of Wellington, 1799 to 1818, Vol. IV, J. Murray,
London, pp. 1-4. (En adelante: “Dispatches”).
11 El Duque de York no estaba de acuerdo con el nombramiento de Wellesley, decisión personal del Ministro
de la Guerra, Visconde Castlereagh. Wellesley había servido en la India, hecho que en el Horse Guards
valía bien poco. Lo que es peor, un éxito militar en la India no solo no era considerado mérito suficiente
para desempeñar el mando de un ejército en el teatro europeo, era incluso motivo de recelo y sospecha.
El hecho que el padre de Wellesley fuese miembro del Parlamento acrecentaba aún más la envidia que le
profesaban sus compañeros en el ejército, los cuales pensaban que había ingresado en el mismo más por los
honores y prebendas que por vocación de servicio. Véase más en torno a las críticas formuladas por Wellesley
contra la burocracia que dirigía el ejército en aquella época en CROKER, J. (1884), The Croker Papers: The
Correspondence and Diaries of John Wilson Croker, Charles Scribner’s Sons, New York, Vol. I, p. 342.
12 Dispatches, Vol. IV, pp. 31, 66.