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242 XXXIV Congresso della CommIssIone InternazIonale dI storIa mIlItare • CIHm
De las diversas alternativas históricas del término es sin duda la que eligiera Francisco
Xavier Cabanes en 1809 la que más se ajusta a su verdadero origen y aceptación, aunque,
para aclaración general la ponga a igual nivel que la que acabaría imponiéndose: Guerra de
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la Usurpación, ó sea de la Independencia de España . Denominación que al menos sirve
de aclaración temprana al término confuso, especialmente ante el extranjero, de Guerra de
la Independencia. Guerra de la Usurpación (1808-1814) que como la Guerra de Sucesión
(1701- 1714), es mucho más expresiva en sí misma.
El sector contemporáneo más liberal respondió sin titubeos a la pregunta sobre si la Guer-
ra de la Independencia fue una revolución popular en el sentido de que lo fue. José María
Queipo de Llano y Ruiz de Saravia, conde de Toreno, tituló su historia de la Guerra de la
independencia Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, interpretando
que se trató, juntamente con una reacción frente a la amenaza exterior, de un proceso revo-
lucionario, y desde los primeros momentos. “Revolución” sin más siguió llamándose por los
contemporáneos como el agustino fray Manuel Salmón “Maestro Salmon” -maestro sí, pero
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de libelistas- , Álvaro Flórez Estrada , o Jean Nellerto . Sin excepción estudian el proceso
bélico conjuntamente con el proceso constitucional, como si de un mismo fenómeno se tra-
tara.
La reacción popular continuada desde 1808 tuvo en la forma todas las características de
una revolución en lo que tuvo de indisciplina, desorden, insubordinación, anarquía, y vio-
lencia primaria, pero también de heroicidad, espíritu de sacrificio, decisión y valor. Como
quiera que todas estas connotaciones se dieron por todas partes, pudieron dar la impresión
de un movimiento coordinado. Las reacciones primarias son compartidas mayoritariamen-
te por los componentes de una etnia cultural; son rasgos propios que tienen de bueno y de
malo, son personales de los individuos donde quiera que se encuentren y a la vez en buena
parte similares entre sí; sin el freno de la norma de conducta, reflejan el modo de ser de una
nación. José Almirante Torroella afirma que lo de 1808 no fue una regla, fue una explosión,
rechazando por su propia índole, toda idea de plan preconcebido, de ejecución metódica, de
resultado probable. .
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Lo que no fue es lo que pretendieron y algunos todavía pretenden: una revolución ideo-
lógica en la que el pueblo asumió el poder con intención de permanecer en él y que en virtud
de ella se “dotó” graciosamente de unas libertades y de una Constitución.
El propio Carlos Marx, quien por un lado conceptúa de “revolución popular”, en algunos
aspectos precursora de la que él iniciaba con la pluma, se contradice al tratar de la Guerra de
la Independencia, llegando a negar en el alzamiento general el menor atisbo de regereación
innovadora: El movimiento, en su conjunto, más parecía dirigido contra la revolución que a
favor de ella. De carácter nacional, por proclamar la independencia de España con respecto
Humanismo Euroamericano nº 23, pág. 115.
3 Historia de las operaciones del Exército de Cataluña en la Guerra de la Usurpación, ó sea de la Indepen-
dencia de España, Tarragona, Imprenta de la Gazeta, , 1809.
4 Autores respectivamente de: Resumen Histórico de la Revolucion de España, Cádiz y Madrid 1812-14;
Introduccion para la historia de la Revolucion de España, Londres, 1810; y Memorias para la historia de la
Revolucion española con documentos justificativos, Paris, 1821.
5 Almirante Torroella, José: Diccionario Militar (1869). Madrid, Ministerio de Defensa, 1989, Tomo I pág.
613.