Page 50 - Lanzarotto Malocello de Italia a Canarias
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               Tal y como se ha dicho anteriormente, solo estamos dibujando a Lan-
            zarotto Malocello. Aun no hemos empezado a esculpir su busto pero, na-
            turalmente, ya lo esculpiremos con una pequena certeza. A decir verdad,
            tampoco hemos hecho un dibujo o dejado constancia de una verdad o por
            lo menos de una presunta realidad, por lo que ademas de la falta de "ga-
            lerias de los antepasados" -un salon quizas ahora protegido con cubiertas
            de plexiglas y focos empotrados en un sofisticado falso techo o instalados
            sobre techos antiguos con casetones dorados, focos que aIcanzan e iluminan
            una o mas vidas- tampoco disponemos de practicamente nada que afirme
            de forma inequivoca que este dibujo nos vaya a dar los auténticos rasgos
            de Lanzarotto Malocello.
               Cada senor feudal de la Edad Media debia disponer de un "pintor ilus-
            tre", al ser un requisito impuesto por el "linaje" o por la causa justa de la
            posteridad. El Palacio nos recompensa, hace realidad nuestro sueno, nos
            ofrece la experiencia de "haberlo admirado" y nos da fuerzas para poder
            escribir sobre él.  Las  esperanzas de un linaje se conservan en los muros
            aunque el Palacio se haya convertido en un "museo" y ofrezca sus salones
            a una "concejalia", pero no pasa nada porque se puede todavia respirar an-
            tiguos conftictos primero, luego esperanzas, y enganos e ilusiones después.
               Ahi estaba el mar en primer lugar. El mar aportaba riquezas a la vez que
            aumentaba el sentido de la aventura, pero para llegar a buen puerto habia que
            cruzarlo y, en cierto modo, dominar sus aguas. La aventura se manifestaba
            precisamente en este "cuerpo a cuerpo" con el mar.  Cada viaje represen-
            taba no solo esfuerzo, sino que ponia constantemente al hombre frente  a
            su muerte. En este escenario no solo habia que temer al enemigo con sus
            emboscadas, sino que también a la imprevisible secuencia de peripecias que
            pudiera depararles el mar en toda su grandeza. Es precisamente en el mar
            donde las fuerzas de la naturaleza parecfan haberse unido en una sintesis
            espectacular: tempestad, olas gigantescas, distintas categorfas de viento. Una
            vez llegados a destino, otra pagina en la vida del hombre se podfa entonces
            escribir, y esto era una realidad tanto para el almirante como para el grumete.
               Dante Alighieri escribiola Comedia en torno al ano 1300. También pare-
            ce un hecho constatado el que las copias manuscritas del canto del Infierno
            circulasen ya alla por el 1313, o sea alrededor de la fecha en la que presu-
            miblemente Lanzarotto Malocello se puso en camino y preparo su  viaje.
            Este ultimo hecho parece ratificar uno de nuestros suenos (lo volvemos a
            decir: cuando hay una escasez de noticias, parece como si lo sublime pudiera
            aparecer en cualquier lugar), es decir, Lanzarotto Malocello podria haber
            sabido de este Canto o bien haberse encontrado con aquel XXVI canto en
            el que la creacion (jel sueno!) del Poeta otorga a Ulises elloco vuelo mas
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