Page 186 - Le Operazioni Interforze e Multinazionali nella Storia Militare - ACTA Tomo I
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           tica que en todo momento estimaba oportuna. Los depósitos situados en Lisboa, Coruña
           o Santander formaban el núcleo de su sistema de suministros, complementado con los
           pertrechos que llegaban regularmente de los puertos ingleses a bordo de los buques de
           la Royal Navy.
              El sistema de suministros de Wellesley también tenía otro componente de alto valor
           estratégico: los productos perecederos o ciertos servicios se adquirían en el país previo
           pago. Su oposición a la requisa militar y su insistencia a que todo fuese religiosamente
           adquirido previo pago obedecían a una finalidad estratégica elemental: ganarse el apoyo
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           de la población local.  Y fue precisamente el sistema de logística diseñado por We-
           llesley, que le permitía mantener operaciones dónde y cuándo deseaba, lo que provocó
           lentamente el desgaste de los recursos de la Grande Armée y a la larga su derrota.


           Acto final: proyección, protección, prolongación.
              Llegamos así al final pero retrocediendo al principio, como en la célebre obra de
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           Shakespeare.  En 1808 la Grande Armée de Napoleón se hizo con Europa a su antojo.
           Pero, en la Península Ibérica, teatro de operaciones irrelevante en los planes franceses,
           una fuerza combinada y conjunta a base de tropas británicas, portuguesas y españolas de
           tierra y mar bajo el mando del Teniente General Sir Arthur Wellesley tenía sus propios
           planes también. La coalición demostró ser un éxito tanto en los planes de guerra como,
           por decirlo de algún modo, en los de paz. Primero, porque esta guerra demostró desde
           un plano de gran estrategia que potencias medias e incluso pequeñas pueden aliarse y
           luchar contra un enemigo común y poderoso. Por consiguiente, la paz y la seguridad
           están mucho más a salvo en un sistema de alianzas con un interés común en la paz que
           bajo la relativa seguridad que ofrece el clientelismo de las potencias hegemónicas. Se-
           gundo, en un plano estrictamente estratégico la guerra demostró la primacía del sentido
           común. Algo tan poco glamuroso como la intendencia puede de hecho decidir la guerra.
           Wellesley comprendía ese aserto y mantuvo siempre el mar en los flancos por razones
           obvias. Del mismo modo, las operaciones realizadas en teatros menores o secundarios
           tienen un impacto directo y son decisivas en relación con otros teatros a miles de kiló-
           metros de distancia. Mientras que la decisión de abrir o no un nuevo teatro secundario
           es de carácter estratégico, una vez abierto este corresponde al comandante operacional
           conducir las operaciones con un sentido amplio de la guerra y de sus numerosos frentes
           mayores y menores. Wellesley sabía que la guerra que estaba librando en la Península
           Ibérica podía tener un impacto en la guerra que se libraba en Alemania o Rusia. Se trata-
           ba de una simple cuestión de matemática de guerra: prolongando una guerra de desgaste
           se consumían recursos franceses mucho más necesarios en otros frentes. Tercero, en un
           plano operacional la guerra demostró que todas las armas y servicios son igualmente
           necesarios. Los Aliados practicaron un tipo de guerra combinada y conjunta ilimitada.
           Un día los barcos de la Royal Navy desembarcaban tropas en el lugar indicado; otro
           desembarcaban armas y municiones a las fuerzas de la guerrilla. Las ciudades y locali-
           dades costeras podían ser protegidas o atacadas con el apoyo de la artillería naval; las
           58  ROTHENBERG, G. (1978), The Art of Warfare in the Age of Napoleon, Bloomington, London, p. 185.
           59  The Winter’s Tale, in W.J. Craig, The Oxford Shakespeare (Oxford, Oxford University Press, 1914).
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